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            Las tensiones comenzaron entre los demócratas y los conservadores tras el inicio de la Segunda República. Los sectores más conservadores, las clases privilegiadas con poder agrario y financiero, y los miembros de la Iglesia y el Ejército, vieron peligrar sus privilegios.

Con la intención de acabar con el gobierno los conservadores iniciaron conspiraciones aprovechando los contactos militares y de las milicias que tenían, fueron apoyados económicamente por las altas esferas del CEDA. El golpe militar contra los republicanos estuvo dirigido por los altos mandos del Ejército, que formaron la Unión Militar Española. En este grupo encontramos a generales como Emilio Mola, Francisco Franco, Manuel Goded, José Enrique Varela entre otros.

El principal detonante de la sublevación fue el asesinato del guardia José del Castillo que provocó el asesinato de José Calvo, líder de derechas, el 13 de julio de 1936 como represalia por parte el bando sublevado. El plan comenzó el 17 de julio con la victoria y la llegada al control del protectorado de Marruecos. EL 18 de julio Franco se puso al mando del ejército conservador. Mientras esto pasaba el general Emilio Mola coordinó el apoyo desde la península.

El Gobierno pesar de haber exiliado a estos personajes lejos de los centros de gobierno no supo reaccionar ante los conflictos, provocando el avance de las tropas golpistas. En poco tiempo las tropas controlaron toda la zona de Pamplona, Zaragoza, se extendió por Andalucía. Solo las zonas de La Comunidad Valenciana, Cataluña y Madrid sofocaron y controlaron las rebeliones.

Ante este ambiente de revolución y sublevación contra el Gobierno Casares Quiroga, presidente, dimitió y el cargo pasó a Martínez Barrio que unificó las fuerzas políticas para frenar la sublevación, dimitió al día siguiente y el nuevo presidente, José Giral, entrego armas a las tropas de la República para acabar con el levantamiento.

DIVISIÓN DE ESPAÑA

    Tras el pronunciamiento militar se vio clara la división del Estado, la economía y el territorio, entre los dos bandos; por una parte el bando de la República (rojos) y el bando sublevado (nacionales). Del bando nacional se posicionaron el norte de Castilla y León, Galicia, Navarra, Aragón, las islas, el protectorado de Maruecos y la zona oeste de Andalucía; en cambio del lado de la República permanecieron País Vasco, la costa mediterránea de Cataluña hasta Andalucía, Madrid y Extremadura.

El bando sublevado tenía de su lado a la mitad del ejército y a casi todos los generales, además del ejército de África, así como el control de la producción cereal, pero la principal fuerza económica era parte de los rojos.




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